jueves, 8 de mayo de 2014

8. Internet y la cultura de la gratuidad

En Internet existe cierta tendencia al acceso a contenidos gratuitos, y el rechazo al pago de estos. Prueba de ello es la dificultad que atraviesan las empresas de comunicación para alcanzar un modelo de negocio rentable -tal y como veremos en el siguiente punto-. También es relevante el hecho de que a la pregunta 8 (“¿Estarías dispuesto a pagar por este tipo de vídeos?”) de nuestra encuesta, el 74% responde de forma negativa, mientras que el 26% restante señaló la opción “No sabe/No contesta”, y nadie afirmó que pagaría por ver este tipo de contenidos (Anexo 1). Como es lógico, una muestra tan pequeña como esta tiene un amplio margen de error. Por tanto, debemos reconocer que existe gente que sí pagaría por verlos aunque, hoy por hoy, sea un sector de internautas muy minoritario. Esto se debe a la llamada “cultura de la gratuidad” que analizamos a continuación.

El origen de la gratuidad en la red

Aunque la cultura de la gratuidad en la red pueda parecer algo relativamente reciente, surgido con el boom de Internet de la última década, lo cierto es que esto se remonta a mediados de siglo. Los planteamientos utópicos de los promotores de Internet, se basaban a la libre difusión e intercambio de conocimiento a través de una red de computadoras conectadas entre sí.

Más tarde, en 1969, la adopción del Request For Comment (RFC) de un grupo de investigación se propuso establecer en comunicación servidores. A través de este, los investigadores enviaban comentarios y proposiciones entre ellos, y que se iban quedando guardadas. De esta forma se creaba un espacio abierto en el que todas las publicaciones quedaban archivadas y, además, de libre acceso para los usuarios. Así, RFC se convirtió no solo en método de información privilegiado, pero también en un novedoso soporte de inteligencia colectiva.(AA.VV, 2009)

Esta lógica se siguió consolidando y ganando adeptos, pero en 1995 hubo un punto de inflexión: la economía capitalista entra en Internet. Se enfrentaban así dos formas radicalmente distintas de entender la red. Mientras que los impulsores defendían el libre acceso, la gratuidad, los valores colectivos de la red, los recién llegados a Internet, lo veían más como un objeto de negocio, como una mercancía más dentro de la llamada economía de mercado (AA.VV, 2009)

¿Qué es la cultura de la gratuidad hoy?

Tal y como señalan Juan Menor Sendra y José María Álvarez Monzoncillo:

“La utopía cibernética del gratis total, financiada por la publicidad y con una fuerte producción de contenidos generados por los usuarios (UGC) no se sostiene ni económica, ni social, ni racionalmente. Esto no implica afirmar que los usuarios de Internet no contribuyan a fortalecer la dinámica de red y a fomentar la innovación, reinventando nuevos usos, aplicaciones y modelos. (...) Es imposible pensar que el nivel de inversión en la producción audiovisual mundial de las últimas décadas se mantenga en el futuro a expensas de la publicidad.” (Menor Sendra y Álvarez Monzonillo, 2010) 

YouTube ha sido uno de los máximos exponentes de esta cultura de la gratuidad, lo que le ha pasado factura en diversos ámbitos, pero especialmente en el económico: no consigue una monetización alta por sus vídeos, algo que le puede llevar a serios problemas financieros, incluso teniendo detrás a un gigante como Google. Tal y como veremos en el siguiente punto, YouTube está obligada a reinventar su modelo de negocio para poder sobrevivir.

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